Fundamentos científicos

Predisposición genética, el ser humano está preparado para aprender desde el primer día. ¡El conocimiento está en nuestros genes! Sin que nadie le enseñe nada el bebé sabe cómo pedir comida y descanso; aprende por sí mismo a gatear, a caminar...

Sin embargo, esto no significa que todos los bebés estén preparados para adquirir las mismas habilidades al mismo tiempo. Cada persona tiene sus propios ritmos. Nuestra obligación como adultos, es acompañar al niño en el proceso de aprendizaje del ámbito para el que esté preparado en ese momento, sin forzar.

El cerebro aprende “haciendo”. Así lo demuestra la neurociencia cognitiva a través de las neuronas espejo.

El ser humano es un ser social y necesita el contacto con los demás. En el caso del bebé, primero observa a los adultos que le rodean y después imita sus acciones. Estos hábitos repetitivos se van convirtiendo en experiencias que acaba interiorizando. Todo a su alrededor le produce asombro. No es necesario que inventemos un escenario imaginario para que el niño aprenda; la realidad fascina al niño y le induce a aprender.

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