Consejos para padres de una escuela infantil monolingüe
El reto de la conciliación laboral no es sencillo. Elegir una guardería de calidad que potencie las capacidades de tu hijo/a es una decisión que debes tomar de forma meditada, valorando qué requisitos priorizar al inscribir al/la niño/a en un centro u otro. Podemos destacar aquí los aspectos más relevantes de la experiencia de llevar a tu hijo/a a una escuela infantil monolingüe en inglés:
1. El inglés es muy importante en el presente y lo será todavía más en el futuro. No cabe duda de que, aprender una segunda lengua bajo un contexto de inmersión total en inglés, es una acertada inversión de los padres y una gran oportunidad para el/la niño/a. En el periodo de 0 a 6 años los niños tienen una increíble facilidad para adquirir competencias lingüísticas. El hecho de que el contexto escolar sea en un único idioma es una gran ventaja para adquirir el inglés de forma natural, adquiriendo no sólo las estructuras gramaticales, sino también una adecuada pronunciación, pudiendo llegar a hablar el idioma con total fluidez verbal, como un niño nativo de cualquier país de habla inglesa.
2. Proyecto educativo. Dos de las líneas pedagógicas que mejor comprenden las necesidades de los niños de 0 a 6 años son Montessori y Waldorf porque ofrecen a los niños un entorno que estimula su creatividad desde el respeto por sus ritmos y su necesidad de libre elección. El contexto de aprendizaje está totalmente orientado al desarrollo integral del niño, es decir, tan importante es el desarrollo emocional, como el físico y el cognitivo, pero cada niño tiene su momento para cada ámbito del desarrollo y los profesionales de la escuela deben estar ahí, con el niño o niña, asistiendo en cada proceso.
Por tanto, sea cual sea el proyecto educativo de la guardería o escuela infantil de tu hijo, es importante conocerlo; primero, para saber si coincide con tu forma de educar, y segundo, para cerciorarte de si se está llevando a la práctica en el día a día y si se está materializando en condiciones óptimas. Recordemos siempre el “qué” y el “cómo” aprenden nuestros hijos, ya que lo que aprendan y cómo lo aprendan en estos primeros años serán experiencias que les acompañarán durante toda su vida.
3. Colaboración con las familias. El centro ha de fomentar una comunicación eficaz con las familias y formar un equipo. Al fin y al cabo, la educación es un proceso que empieza en casa y debe continuar en la escuela, y viceversa. De esta forma, el niño tiene coherencia entre sus dos mundos, el familiar y el escolar. Es tranquilizador, por tanto, poder formular, con confianza, cualquier duda a los profesionales del centro al que acude tu hijo, sin que se te impongan las medidas o intervenciones a seguir, sin antes consensuarlo contigo como madre o padre así se creará un ambiente positivo y de confianza que facilitará las relaciones entre docentes, niños/as y familia.
4. Vocación profesional. Durante la etapa de guardería, tu hijo descubre un nuevo concepto de autoridad a través del vínculo con el educador, que es un referente. Al elegir un centro infantil, hay que valorar no sólo la cualificación profesional de los docentes, sino también su actitud para trabajar con niños; debe tener auténtica vocación y pasión por un trabajo en el que el trato humano y la atención a la diversidad son esenciales.
5. Espacio creativo. Alimentar la curiosidad de los niños en un entorno que fomente su curiosidad, haciendo que se sienta protagonista de su propia evolución, serán gestos que favorezca no sólo el aprendizaje, sino el deseo de aprender. Y es que, si eliges una escuela que promueva el constructivismo, tu hijo tendrá una actitud proactiva en la adquisición de nuevos conocimientos y en el desarrollo de su personalidad. A través de uy, con la ayuda de los educadores, demás compañeros y padres, cada alumno descubre, desde temprana edad, cuáles son sus principales habilidades y talentos,
6. Amor y respeto por el/la niño/a. Recuerda que educar no solo significa estimular la mente del niño, sino también conquistar su corazón. Apuesta por un centro que apueste por un acompañamiento positivo, desde el cariño, en todas las etapas de su vida.
7. Entorno seguro. Tu hijo conocerá a sus primeros amigos y fomentará las relaciones sociales bajo un contexto de seguridad y confianza. El colegio y la guardería son dos de los escenarios principales en su vida. Elige una escuela en la que tu hijo se sienta tan bien como en su propia casa. Que nada más entrar por la puerta, te inspire un clima emocional propicio para dejar a tu hijo/a varias horas al día. Tú también puedes implicarte en la creación de este ambiente al mantener un diálogo constante con el centro.
8. Cuidado global. Es muy importante que elijas un centro que cuide de tu hijo desde distintos puntos de vista: físico, cognitivo, social y emocional. Es decir, que la línea del centro observe al niño desde un punto de vista global y no sólo se centre en uno de los ámbitos de desarrollo. Ante todo, en la primera infancia lo más importante es la búsqueda del bienestar de los niños, que se sientan queridos y respetados en un entorno que potencie su creatividad y satisfaga sus verdaderos deseos de aprendizaje.
9. Libertad de movimiento. Las actividades estructuradas y dirigidas están muy bien en ciertos momentos del día; sin embargo, éstas no deben ocupar toda la jornada escolar, puesto que en esta etapa es importante que los niños gocen de una gran libertad. El entorno debe facilitar al niño libertad de elección, a demanda de lo que su cerebro le pida, y la educadora debe facilitar las experiencias de aprendizaje que puedan surgir de forma espontánea. Es decir, elige una guardería que pone el foco en tu hijo (niño sujeto activo) y no en el educador (niño sujeto pasivo).
10. Flexibilidad. El bienestar de tu hijo/a es fundamental, pero tu bienestar también lo es. Los niños tienen una gran capacidad para percibir las energías y los estados de ánimo. Si cuando llegamos a casa estamos agotados y no tenemos energía para atender a nuestros hijos, contagiaremos ese estado a nuestros hijos. Cuando la escuela facilita la conciliación familiar y profesional y tiene en cuenta que vivimos ante un ritmo frenético, de continuos imprevistos y ofrece soluciones para afrontarlos, la sensación de estrés por “no llegar a tiempo a recoger al niño” disminuye y nos permite relajarnos antes de llegar a recoger a nuestro/a pequeño/a con una gran sonrisa.
Para finalizar, recuerda no interpretar los comportamientos de tu hijo desde tu perspectiva de adulto. Intenta fomentar la empatía para comprender cómo observa el mundo desde la mirada del yo infantil marcada por la inocencia y curiosidad innata.