Cómo trabaja una escuela infantil monolingüe en inglés el proceso de aprendizaje de la segunda lengua en niños de 0 a 3 años
El periodo sensible del desarrollo del lenguaje tiene lugar desde el nacimiento hasta, aproximadamente, los seis años de edad. Es, sin lugar a dudas, una de las fases más críticas de la infancia; una etapa plagada de magia en la que los pequeños comienzan a emitir sonidos, sílabas, palabras, y frases, que poco a poco, acaban derivando en lo que entendemos como lenguaje. Es precisamente esta etapa evolutiva la que levanta más emociones, alegrías y también preocupaciones. Es completamente lícito que los progenitores vayan algo perdidos acerca de la edad en la que una lengua asienta las bases y acabemos hablando de plena adquisición.
Lo primero que debemos tener claro es que cada niño o niña tiene un proceso de aprendizaje propio y, por eso, sería un error compararlo con los/as niños/as de su alrededor. Cada uno aprende y adquiere una lengua de distinto modo y a una velocidad diferente. Aquello de «Pablito ya dice frases o palabras y en cambio mi hijo todavía no pronuncia ninguna. ¡Socorro!» puede hacer más daño del que parece. Hay que tener paciencia y, sobre todo, disfrutar con cada pequeño avance y pasito que nuestros pequeños den.
Otro de los clásicos que también suscita muchas preguntas es, obviamente, la conveniencia o no de la adquisición de diferentes lenguas al mismo tiempo. Dicho de otro modo, ¿es conveniente que nuestro hijo esté expuesto a un contexto real de bilingüismo: que en la escuela infantil se hable sólo inglés y en casa, sólo el español? La respuesta a la pregunta es más básica y simple de lo que, en un principio, pueda parecer, pues la clave residirá en cómo el niño adquirirá estos dos idiomas. ¿Es conveniente que el niño en edad preescolar esté expuesto a un contexto bilingüe total? ¿Interfiere la adquisición de una segunda lengua sobre la lengua materna de los pequeños?
Todas ellas son preguntas que obtendrán una grata respuesta, en primer lugar, si el proceso de aprendizaje está envuelto en mucho amor y dedicación; un niño o niña expuesto/a a dos lenguas a la vez en este periodo, necesitará más tiempo del habitual para comenzar a hablar. Debemos tener paciencia. Aunque este periodo se caracterice por gozar de una gran facilidad para aprender, no hay que olvidar que el niño está haciendo un gran esfuerzo en procesar dos puzles lingüísticos distintos a la misma vez. Está demostrado que todos los aprendizajes profundos y duraderos requieren tiempo ¡pero el resultado merece tanto la pena! La constancia y la continuidad para seguir consolidando las dos lenguas hasta la edad de 6 -8 años serán herramientas de vital importancia.
En segundo lugar, durante este proceso de 0-3 años se deben evitar interferencias, es decir, si por ejemplo, al niño se le habla siempre en inglés, es conveniente no pasar al castellano en ningún caso, ya que de lo contrario, creamos confusión. Los dos sistemas probados que garantizan la eficacia del bilingüismo real son: el sistema OPOL (one parent, one language, un progenitor una lengua, otro progenitor, otra lengua), y el sistema One Context, One Language, (un contexto, el familiar, una lengua, otro contexto, el escolar, la otra). En ninguno de estos dos sistemas se contempla intercalar ambas lenguas.
En la escuela monolingüe se expone al niño a un lenguaje rico, es decir, sin limitaciones sintácticas, semánticas o gramaticales. Que el niño sea capaz de “vivir” el inglés en todas y cada una de las actividades del día, dotará de significado su experiencia de aprendizaje. Se trata de exponer al niño una situación real y que adquiera las rutinas en inglés con total naturalidad.
En tercer lugar, debe existir interacción, proceso vital para que surja la reproducción verbal, es decir, que el niño no sólo “entienda” sino también que “hable” y esto sucede por pura necesidad de comunicación. Los sonidos se convertirán en palabras, las palabras en frases y las frases en oraciones completas. Un proceso complejo que no deja de impactarnos, ya que en cuestión de tres años, las bases gramaticales y fonéticas de dos idiomas estarán implantadas en el joven pero absorbente cerebro del niño o niña.
A partir de los tres años de edad la consolidación de ambas lenguas será fundamental, para seguir perfeccionándolas. Continuará la evolución en el ámbito semántico y gramatical hasta los 6 años aproximadamente, momento en el que podremos comprobar cómo se expresa con total naturalidad y fluidez en ambos idiomas, siempre y cuando, obviamente, hayamos mantenido el contexto de inmersión total en cada idioma.
¿Cómo debería ser la escuela infantil ideal para que el niño sea totalmente bilingüe?
Primero, la lengua vehicular del contexto escolar debe ser en inglés, únicamente. Segundo, la escuela debe exponer a los niños a estímulos reales, facilitando experiencias de aprendizaje basadas en la vida real, es decir, que se puedan implicar vida misma es la que verdaderamente asombra la mente de los niños, Ahondando en las motivaciones de cada niño/a, no sólo conseguimos que aprendan inglés sin darse cuenta, sino que desarrollen un gusto por el aprendizaje guiado por su propia motivación (intrínseca). Cada persona experimenta sus propios procesos y los profesionales de la escuela infantil deben tener en cuenta varios factores para lograr que al final del proceso, tengamos pensadores y pensadoras independientes: servir de facilitadores del aprendizaje del niño, dar rienda suelta a sus inquietudes y ofrecerle a cada uno su tiempo y espacio para aprender. No hay duda de que así conseguiremos que los niños desarrollen su autoestima y confianza para seguir aprendiendo y en este caso, soltarse a hablar inglés de forma fluida y espontánea.
Una escuela de calidad debe perseguir el gusto por el aprendizaje en general. Debe permitir que los pequeños manipulen, experimenten con sus propias manos, tengan la iniciativa de trabajar con aquello que les llame la atención, y a la vez, dejarles trabajar en grupo para que entiendan la importancia del respeto a los demás y su entorno. Para que el niño o niña se desarrolle de forma saludable tiene que gozar de una gran libertad, tratando de no dirigirle durante toda su jornada escolar. Merece la pena permitirle fomentar sus capacidades innatas y empezar a construir desde ahí.
No viene de más recordar que en la primera infancia, estamos ante oportunidad única en la vida, una época crucial en el aprendizaje puesto que a los 4 años de edad un niño o niña puede llegar a 1.000 billones de conexiones neuronales.